Abr 2021 Estamos llegando al final de la Pandemia Covid-19
Si todo va bien, respetamos las medidas y mucha más gente se vacuna, a medida que avance el verano volveremos poco a poco, con algunas limitaciones, a una vida casi similar a la anterior y alcanzaremos la inmunidad colectiva (70-85%) en el último trimestre del año. Pero hasta entonces podremos seguir con problemas. Es muy probable que si el ritmo de vacunación no se acelera, aún tengamos que enfrentarnos a nuevas olas del virus con nuevas variantes y por tanto es absurdo declarar victoria prematuramente. Tenemos que resistir la fatiga pandémica y esa prisa por volver a la normalidad sin estar aún la mayoría vacunados. Hemos visto que cuando el descenso máximo de la ola se detiene en España a un nivel de media por encima de 2000 casos diarios y se relajan las medidas de mitigación, asistimos a una nueva ola.
Hacia el otoño, comenzaremos a vacunar a los niños de cualquier edad, con estudios que ya demuestran un 100% de efectividad. Aún no conocemos con exactitud la duración de la inmunidad tras la vacunación más allá de siete meses y es posible que en adelante, como con la gripe, tengamos que recibir vacunas anuales de un coronavirus mixto de variantes. La adaptación de las vacunas ante las nuevas variantes pueden ser muy rápidas con las nuevas plataformas virales. Además se anuncian ya algunos fármacos orales inhibidores de la proliferación del virus para finales de este año.
Pero nos quedarán muchos aspectos por resolver. Un 15% de los pacientes afectos de Covid-19 van a presentar problemas crónicos en el sistema respiratorio, el cerebro, el sistema cardiovascular y el corazón, los riñones, el intestino, el hígado e incluso la piel. Una gama tan amplia de síntomas crea incertidumbre en el diagnóstico y las autoridades sanitarias deben organizar Clínicas poscovid, con especialistas dedicados a ello, evitando la dispersión de los pacientes, para avanzar en sus cuidados integrales y en la comprensión de este proceso desconocido con estudios clínicos centralizados. Junto a ello, tendremos que adaptarnos a las ausencias de personas queridas, a la pérdida de empleos, a la pobreza por una deuda y déficit fuera de control, y a la intranquilidad social. Pero lo superaremos unidos, con esfuerzo, generosidad y sincera información.
Es seguro que aparecerán nuevas infecciones emergentes, aunque no sabemos ni cuando, ni si la próxima será tan expandida como esta. Los datos son: 2002-2003 (SARS Cov 1); 2009-2010 (gripe H1N1); 2012-actual (MERS); 2014-2016 (Ebola); 2019-actual (Covid-19). Por eso hemos de extraer de la experiencia algunas conclusiones. No podemos de nuevo repetir el esperpento de informar contradictoriamente a la población; “que si serán dos casos nada más”; “que ahora esto no es del Gobierno, que eso es de la Comunidad Autónoma”; “que la mascarilla en la playa no, pero que sí”; “que si termina el estado de alarma y del toque de queda no sabemos”; “que esta vacuna sólo es para un rango de edad entre 60 y 65 años (¿será posible semejante indicación?)”” que no, que ahora es hasta 69…....” en fin, mejor no seguir. Cada paso tiene que estar perfectamente elaborado con protocolos para contener la infección y reducir la exposición a la población, sin ocurrencias, con información única y precisa y con gestores sanitarios centrales independientes del Gobierno de turno.
Aquellas compras apresuradas de materiales defectuosos y caros a intermediarios desconocidos, sin dejar intervenir a los que desde hace más de 25 años son los responsables de compras sanitarias en las Consejerías de Sanidad de las CCAA, no pueden volver a repetirse (por cierto a ver cuando vemos esas cuentas). Hemos de reconsiderar la globalización de productos sanitarios, incrementar nuestra producción interna. y en especial aquellos bienes indispensables para atender una crisis de salud. Tenemos muchísima capacidad para fabricar nuestros propios test, para trabajar con sistemas informáticos actuales que capacitan análisis de millones de datos, recoger e informar los mismos de forma instantánea. Nuestra independencia productiva tiene que incrementarse al máximo y por supuesto también en otras áreas.
Los españoles, a través de esos gestores sanitarios independientes, debemos pertenecer a un Grupo multinacional de investigación permanente que permita anticipar y clarificar los aspectos más importantes de una pandemia: búsqueda del reservorio de origen, estudios genéticos de vector viral, diferentes respuestas clínica e inmunológicas del huésped, política única de transportes, vacunación ..etc. La UE debe espabilar y liderar un proyecto muy sólido para enfrentarnos unidos a las próximas pandemias y nosotros elevar la inversión económica en ciencia.
Un aspecto trascendental, sin el que nunca saldríamos de esta pandemia, es compartir las vacunas con otros países en desarrollo. Esta enfermedad o la vencemos todos juntos o nos derrota. La distribución de vacunas sigue siendo inexistente en muchos de los países más pobres, y los expertos anticipan que el 80% de la población en entornos de bajos recursos no recibirá una vacuna este año. Estas desigualdades revelan una visión fundamentalmente defectuosa de la salud global y de nuestra economía mundial en general, en la que las vacunas y los medicamentos esenciales se tratan como un producto de mercado más que como un bien público. Las estrategias de inversión a largo plazo son fundamentales si queremos resistir la pandemia actual y estar preparados para las futuras. Vacunar al mundo no es solo una obligación moral de proteger a nuestros vecinos, sino que también sirve a nuestro propio interés al proteger nuestra seguridad, salud y economía. Afortunadamente el 19 de enero de 2021, la Comisión Europea propuso la creación de un mecanismo para permitir que los estados miembros compartan dosis de la vacuna COVID-19 que han adquirido con países no pertenecientes a la UE gestionada a través de COVAX una alianza con la OMS. Ya veremos a ver cómo funciona.
Ya estamos llegando. Sin embargo, este es un amanecer frágil, con transmisión y muertes aún altas, acceso desigual a las vacunas y algunas variantes de virus que amenazan con deshacer el progreso hasta la fecha. No relajemos las medidas aún. Estamos muy cerca, pero no nos merendemos la cena.